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Mostrando las entradas etiquetadas como Bien

Salmo 14 del rey David

  El Salmo 14 del rey David, que está gra bado en una de las puertas del Ayuntamiento de Sevilla, bien podía servir de ejemplo a lo que debe ser una buena persona; para que lo tengan en cuenta los funcionarios públicos, los jueces y demás servidores de los ciudadanos; y los propios ciudadanos, para que se sepa qué es la bondad y el honor y no se olvide.  La puerta es esta, donde a los versos acompaña el símbolo del imperio con el toison de oro, así como el escudo de la ciudad de Sevilla, que pone como ejemplo a seguir estas letras, eso sí en latín, habría que traducirlas. Sirva esta contribución a la causa:   Domine quis habitabit in tabernaculo tuo aut quis requiescet in monte sancto tuo qui ingreditur sine macula et operatur iustitiam qui loquitur veritatem in corde suo qui non egit dolum in lingua sua nec fecit proximo suo malum et obprobrium non accepit adversus proximos suos ad nihilum deductus est in conspectu eius malignus timentes autem Dominum glorificat qui iurat
"Quiero hacer el bien, quiero que el mundo sea mejor porque yo estuve aquí". Will Smith

Todo estará bien al final, si no está bien...

Todo estará bien al final, si no está bien, entonces no es el final.

Si haces bien para que te lo agradezcan...

  Si haces bien para que te lo agradezcan, mercader eres, no bienhechor; codicioso, no caritativo.

El agradecimiento ...

El agradecimiento es la parte principal de un hombre de bien.

Si alguien habla mal de ti...

Clavos en la reja

Hubo una vez un niño que tenía muy mal genio. Su padre le regaló una caja de clavos y le dijo que cada vez que perdiera el control tenía que clavar un clavo en la parte trasera de una puerta que tenían en la casa. El primer día el niño había clavado 37 clavos en la puerta. Durante las próximas semanas, como había aprendido a controlar su rabia, la cantidad de clavos comenzó a disminuir diariamente. Descubrió que eras más fácil controlar su temperamento que clavar los clavos en la puerta. Finalmente llegó el día en que el niño no perdió los estribos. Le contó a su padre cómo había progresado y su padre le sugirió que por cada día que se pudiera controlar sacara un clavo de los que había clavado en la puerta. Los días transcurrieron y el niño finalmente le pudo contar a su padre que había sacado todos los clavos El padre tomó a su hijo de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo: “Has hecho bien, hijo mío, pero mira los hoyos en la reja. La reja nunca volverá a ser