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Cuando quieras emprender algo

Entrevista al Papa: así voy a cambiar la Iglesia

El Papa: así voy a cambiar la Iglesia (ansa) Diálogo entre Francisco y el fundador de La Repubblica Eugenio Scalfari: "La Iglesia tiene que sentirse responsable tanto de las almas como de los cuerpos". Y dice: "Los Jefes de la Iglesia a menudo han sido narcisistas, adulados y malamente excitados por sus cortesanos. La corte es la lepra del papado" de EUGENIO SCALFARI Lo leggo dopo Me dice el Papa Francisco: "Los más graves entre los males que afligen al mundo en estos años son el paro de los jóvenes y la soledad en que son dejados los viejos. Los viejos tienen necesidad de cuidados y de compañía; los jóvenes, de trabajo y de esperanzas, pero no tienen ni lo uno ni lo otro y lo malo es que ya no lo buscan. Están aplastados en el presente. Dígame Usted: ¿se puede vivir aplastado en el presente? ¿Sin memoria del pasado y sin deseo de proyectarse hacia el futuro construyendo un proyecto, un porv

"En medio del duro invierno descubrí ...

"En medio del duro invierno descubrí por fin que dentro de mí hay un ser invencible". Albert Camus

La astucia...

    La astucia puede tener vestidos, pero a la verdad le gusta ir desnuda.  Thomas Fuller (1610-1661)  Clérigo y escritor británico.

Sé tú mismo...

    "Sé tú mismo, los demás papeles ya están cogidos"  (Oscar Wilde).

El anillo de Giges, corrupción y bondad

    Platon, en La Republica, relata la leyenda mitológica de Giges de Lidia, un pastor que encontró un caballo de bronce con un cuerpo sin vida en su interior, que tenía un anillo de oro que resultó ser mágico, pues por casualidad volvió hacia la palma de la mano el engarce de la sotija y al punto se hizo invisible para los demás pastores, que comenzaron a hablar como si él se hubiese retirado, lo cual lo llenó de asombro. Si ponía el engarce hacia fuera de nuevo era visible. Giges lo usó para seducir a la reina y, con ayuda del ella, matar al rey, para apoderarse de su reino y convertirse en un tirano.     Parece así que todas las personas por naturaleza son injustas. Sólo son justas por miedo al castigo de la ley o por obtener algún beneficio por ese buen comportamiento. Si fuéramos "invisibles" a la ley como Giges con el anillo, seríamos injustos por nuestra naturaleza: el ser humano haría el bien hasta que «se hace invisible», y roba. Según este supue