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Mostrando las entradas etiquetadas como humildad

Sobre la ingratitud y la soberbia

   Dice Cervantes en Don Quijote de la Mancha que: “La ingratitud es hija de la soberbia” .  Cervantes resalta la virtud de ser agradecidos, agradecer lo que se tiene y pensar qué tal sería la vida si no lo tuviésemos. Es importante reconocer que no ser grato es ser ingrato, no reconocer lo que otros han hecho o hacen por nosotros. Una persona no puede estar tan poseida de sí misma como para estimar que nadie es mejor que ella. Hay que justipreciarse, ni más ni menos, ni considerarse menos, ni considerarse de más, porque todos tienen cualidades y nunca una sola persona tiene en sí todas las cualidades. No reconocer esto es soberbia, siendo la soberbia enemiga de la humildad. Los logros se obtienen de forma honesta y de forma transparente, cada cual debe llegar a dar cuenta de sus capacidades al máximo, de no ser así, no merece estas gracias. Ser ingrato es pues una forma de traición a sí mismo.

Pidiendo sal

    Me contaron una historia que comparto por su utilidad. Resulta que una muchacha dijo haber escuchado a su madre p edir sal a los vecinos. Pero en casa había sal y la hija le preguntó a su madre que por qué pedía sal a la vecina si en la cocina había. A este interrogante la señora contestó que:  " Porque nuestros vecinos no tienen mucho dinero y muchas veces nos piden algo. De vez en cuando también les pido algo pequeño y económico, para que sientan que nosotros también los necesitamos. De esta forma se sentirán más a gusto y les será más fácil seguir pidiéndonos todo lo que necesiten ”. Un buen ejemplo que pasa de madre a hija, la mujer enseñó a su hija a construir, a  ser empática, humilde, solidaria y todos los valores que se sitúan alrededor de este hecho.