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Mostrando las entradas etiquetadas como Isabel Martín Sánchez

Vio la muerte pasar, no era su momento aún...

  Vio la muerte pasar, no era su momento aún.   Recogió los jirones que quedaban de su maltrecha experiencia.   Era la oportunidad de un nuevo renacer. Había llegado la hora de su metamorfosis.   Se encerró con el alma hecha pedazos y comenzó a armar el puzzle de su existencia.   La vida le había dado una oportunidad, no podía desaprovecharla, no bastaba con remendar, había que recomponer y había que hacerlo de la forma más hermosa.   Zurció sus trozos y creo una trama sobre la que bordar. Y bordó... Bordó bellas mariposas. Ellas le recordarían que de una dolorosa transformación puede surgir la belleza más sublime.   Y eso que bordó desde lo más profundo de su alma, se hizo realidad. Desarrolló unas espléndidas alas que la elevaban a lo más alto, que, a pesar de su aparente fragilidad, le ofrecían un cielo entero donde espandirse.   Se posó sobre aquellas mejillas que una vez fueron terciopelo para sus labios, no podía abrazarla y voló a su alrededor creando un canal de protección, co

La vida es eso que se escribe al compás de las agujas de un reloj

 Colaboración de Isabel Martín Sanchez: "La vida es eso que se escribe al compás de las agujas de un reloj, con tinta de experiencia, caligrafía de emociones y color de actitud sobre el lienzo de nuestra piel. La vida es eso que perdemos en cada suspiro, a pulsaciones pausadas o latidos acelerados, entre risas dulces o lágrimas saladas. Es un ovillo con el que tejer nuestra historia. Entre nacer y morir solo hay un instante y se llama VIDA. Sus cabellos, antes endrina y ahora plata, caían en cascada sobre sus cargados hombros. Su rostro, de piel marchita por los años, mostraba una sonrisa dulce como el caramelo, que transmitía a través de sus ojos brillantes, iluminando allí donde miraba. Su tacto suave, su hablar pausado... Sus caricias de terciopelo. Sus brazos, alas de ángel. Al lecho de sus recuerdos había trasladado la luz de sus mejores amaneceres para ofrecer un espléndido atardecer. Vivió la primavera de su vida escogiendo de aquellas flores lo que solo su alma era capaz

Para tí

 Colaboración de Isabel Martín Sánchez     Para ti, que amas por encima de ti.   Para tí, que das sin recibir.   Para quien buscó y no encontró.   Para quien encontró y no supo corresponder...   Para quien, a pesar de las dificultades, siempre descubrió un motivo para seguir y una oportunidad  para crecer.   Para los que estuvieron, los que están y los que estarán.   Había oscurecido, tumbada en su hamaca miró al cielo envuelto en sombras y lo imaginó como un grandioso acerico cuajado de brillantes alfileres, soñó en recomponer los jirones de su alma herida y zurcirlos con esos finísimos hilos de luz, mágicos y transparentes, que atraviesan el firmamento uniendo constelaciones.   Sintió el beso de una refrescante brisa que, en el calor de la noche, traía aromas a yerbabuena recién regada, a romero, a jazmines y arrayán... a "conciencia" de flores blancas.   Sintió ese éxtasis que penetra por los sentidos, que conecta lo humano y lo divino, cuerpo y espíritu y se sintió infin

El CAJÓN DE MI ABUELA

      Colaboración de Isabel Martín Sánchez. El CAJÓN DE MI ABUELA.   La casa de mi abuela era un sitio especial, tan especial como ella misma.   Yo solo tenía una casa de mi abuela, la de mis abuelos y su numerosa familia, la otra era mi propia casa.   Tuve la suerte de vivir con una abuela que fue compañera y guía y disfrutar de otra que era luz. Un día hablaré de mi abuelo, el único que conocí y el primero que me hizo experimentar el profundo dolor que supuso su ausencia.   Había un cajón en el aparador de mi abuela que era distinto a los demás, no por su apariencia, si no por su contenido. Era ese espacio que todos tenemos para depositar pequeños objetos fuera de uso de los que no nos queremos desprender; cadenas rotas, llaveros con propagandas, llaves que ya no abren nada, un bolígrafo que dejó de pintar, tarjetas, fotos, una entrada de cine usada... Objetos varios que una vez fueron necesarios y muy queridos, que cayeron en desuso, esos de los que un día te acuerdas, vuelves a bu