El profesor de Filosofía entró en la clase y sin más empezó a llenar un bote grande de cristal de pelotas de golf. Preguntó después a los alumnos si les parecía que el bote estaba lleno, contestaron que sí. El profesor entonces cogió una caja que estaba llena de canicas y las vació dentro del bote, relleraron los espacios vacíos que entre las pelotas de golf quedaban. Y el profe volvió a preguntar a sus alumnos si les parecía que el bote estaba lleno o no, ellos contestaron que sí. El profesor abrió otra caja, contenía arena, la vertió en el bote y la arella llenó todos los espacios que quedaban vacíos y, de nuevo, preguntó a los alumnos si les parecía que el bote estaba lleno y la contestación fue afirmativa unánimemente. El profesor cogió dos cervezas y las vertió en el bote, llenando el líquido los espacios que no habían sido cubiertos por la arena. Los alumnos estaban sorprendidos y reían, cuando el murmullo se hizo silencio dijo a los alumnos el profesor: - Quiero que os fij