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Mostrando las entradas etiquetadas como Amor propio
Isabel Martín Sánchez dixit: Y así... como quien no quiere la cosa... lentamente... se van sanando las heridas. Se toma conciencia de que no todo vale ni es para siempre, que se puede elegir a quien dejar entrar en tu corazón, pero no a quién te dé paso en el suyo; que no se da segundas oportunidades a quien no apreció la primera; que las cosas son como son y no como quisiéramos que fuesen; que nuestro camino, nuestra historia, nuestras experiencias... son solo nuestras y solo nosotros podemos juzgarla; que no podemos ni cambiar, ni maquillar, ni olvidar lo que nos hizo daño, porque eso deja la puerta abierta a repetir y el palo que golpea una vez puede hacerlo hasta romperse; que una acción vale más que mil palabras y una actitud más que una acción; que la verdad no mancha los labios de quién la defiende sino la conciencia de quién la oculta; que hay gente que merece la pena y otras que ni pena merecen; que vibrar alto es hacerlo desde el amor; que la ira, la rabia,

Tarde te amé (San Agustín)

Tarde te amé (San Agustín)  Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé.  Y he aquí que Tú estabas dentro de mí y yo fuera, y fuera te buscaba yo, y me arrojaba sobre esas hermosuras que Tú creaste. Tú estabas conmigo, pero ... yo no estaba contigo. Me mantenían lejos de Ti aquellas cosas que, si no estuviesen en Ti, no existirían. Me llamaste y gritaste, y venciste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y ahuyentaste mi ceguera; exhalaste tu fragancia, la respiré y ahora suspiro por Ti; te saboreé y ahora tengo hambre y sed de Ti; me tocaste y me abrasé en el deseo de tu paz. Cuando me haya unido a Ti con todo mi corazón, ya no habrá para mí dolor ni aflicción y viva será mi vida, toda llena de Ti. Ahora bien, puesto que Tú haces ligero a quien está lleno de Ti, yo, que no estoy lleno de Ti, soy de peso para mí mismo. Dentro de mí contrastan deplorables alegrías y felices angustias; no sé de qué parte esté la victoria. Ten piedad de mí, oh Señor

El poder del respeto y el amor

Antes del respeto no existe el amor. No se puede amar nada ni a nadie si no existe antes el respeto. El respeto nace con el propio respeto. Si la persona no se respeta a sí misma cómo va a ser capaz de respetar a otros. Por eso, la primera persona que merece el propio respeto es el propio ser. Para recuperar el respeto por el propio ser, se debe cuestionar por ejemplo: ¿Qué respeto en mí, qué en los demás?.    19% Price Drop: Samsung 60" Series 6 LED Black Flat Panel LCD HDTV - UN60D6500 Free Shipping on $25+ at Finish Line with code HOLIDAYSHIP Free Ground Shipping on thousands of items at Finish Line