Dice Punset en "El viaje al poder de la mente", 2010:
Es fácil reconocer a una persona inteligente, aunque no sepamos detectar la causa. Reconocemos con cierta soltura las señales de un nivel de inteligencia determinado; comenzamos a explicar el origen evaluando el nivel de flexibilidad de una persona y su capacidad de representación mental de una situación que le permite intuir y predecir.
La memoria, la atención, el lenguaje indican con enorme precisión su trayecto.
La inteligencia no se expresa sin niveles elevados de memoria, que sustenten la búsqueda de datos y la capacidad metafórica para relacionarlos.
La atención prestada parece estar relacionada con el coeficiente metabólico del consumo de glucosa, aunque no necesariamente.
Sabemos que en las personas muy inteligentes ese coeficiente puede variar aleatoriamente, pero es indudable que la solución de determinados problemas reqiere no sólo de niveles insospechados de memoria, sino de atención netamente superior a lo que se consider niveles promedio.
Por último el lenguaje figura en el trayecto de la inteligencia porque, además de la potencia cognitiva representada por los dos factores que se acaban de mencionar, es preciso un conocimiento de los consensos vigentes en el estamento social que sólo el lenguaje ilumina.
Después de todo, los compromisos colectivos precedieron a la aparición del lenguaje que aflora, precisamente, para sacralizar o teatralizar aquellos compromisos a nivel social.