Ir al contenido principal

Somos globos llenos de sentimientos en un mundo de alfileres





Colaboración de Isabel Martín Sánchez

Y de repente, un día te levantas, secas tus lágrimas, miras tus heridas... Te recompones, respiras hondo, te elevas por encima de toda tribulación y dejas ir, sueltas... Te quitas la venda, esta vez para siempre y miras de nuevo, sin maquillaje, sin artificio, dándote de cara con la realidad, la tuya, no la que otros quieren que veas.
 
Y te das cuenta de la falsa, del tiempo perdido, del desgaste emocional de intentar salvar lo que estaba muerto.
 
Y miras las heridas de una batalla que enfrentaste solo y decides marchar sin esa parte de ti que te dejó fuera de combate antes de que supieras que estabas en guerra, y te ves huérfano, sin esa parte que te amputaron... pero sigues y ves que tu camino es el mismo, que tú meta sigue ahí y que el peso que cargabas en tu mochila se va haciendo más liviano a medida que tomas consciencia. Entonces, miras atrás por última vez y te despides, das las gracias por esa fuerza inusual que te nació ¡Gracias!
 
Miras de nuevo tus heridas y ves que van cicatrizando...
 
Y de repente, cuando estás casi liberado algo se aferra y te retiene impidiéndote avanzar, apelando al chantaje moral más inmoral, el que dialoga con las emociones para hacerte prisionero de los sentimientos y un muro de piedra se levanta ante ti. Sacas toda tu fuerza y te revuelves, cortas lazos, te abres paso quitando piedras...
 
Y piensas... No, ahora ya no.
 
Sigues tu camino, disfrutas de la libertad y la compañía de los que están contigo, de los que siempre han estado...
 
Lentamente llenas una copa de prodigioso bálsamo y la alzas, miras al cielo, das un sorbo, su prodigio surte efecto y te sientes renacer ¿Es el bálsamo de Fierabrás? Es el bálsamo de la razón, la verdad, la conciencia... pero si, es el bálsamo de Fierabrás, el que todos llevamos dentro, aunque, a veces, no seamos conscientes.
 
Isabel M. S.

Entradas populares de este blog

La Luz y la Oscuridad

  «Cualquier persona con sentido común, recordará que la visión puede ser turbada de dos modos y por dos causas distintas, que son cuando uno pasa de la luz a la oscuridad o en el caso contrario cuando uno pasa de la oscuridad a la luz; y, si recordamos que esto ocurre igualmente con el alma, cuando veamos a una de ellas sumida en este tipo de turbación, incapaz de distinguir cualquier objeto, no nos echaremos a reír neciamente, antes al contrario nos preguntaremos si tal vez, falta de costumbre, no se hallará cegada debido a que llega de un lugar más luminoso o, por el contrario, surgiendo de una opaca ignorancia hacia la luz del conocimiento, puede que se encuentre cegada por una luminosidad inesperada para ella. En éste último caso, nos regocijaremos por su forma de vivir y de sentir; en el otro, lo lamentaremos con ella, y si se nos ocurre reír será más bien con una cierta indulgencia hacia aquella alma que ha descendido del dominio de la luz...» Platón - La Repú...

“El secreto de la felicidad es la libertad. El secreto de la libertad es el coraje”

La libertad es la capacidad de actuar conforme a los dictados que tú mismo te propones, sin dejar lugar a interferencias; es capacidad de actuar conforme a lo que nos diga nuestro raciocinio, es actuar de acuerdo con nuestro propio yo, nuestro verdadero ser, nuestros valores propios y universales, capacidad de respuesta a la verdad, al bien, al valor, a la integridad… Todo esto está condicionado porque el humano fundamentalmente es un ser social, vive en sociedad y por tanto ha de ajustarse a unos condicionamientos que lo limitan. La libertad individual termina en el mismo punto donde empieza la del prójimo, hay que contemporizar, recortar derechos, recortar libertades en función del bien social. Recortes que el sujeto puede hacer conscientemente, pero también de forma inconsciente, el individuo está condicionado por su ser social y se ha de atener a las reglas del juego social. Lo que lleva implícito una pérdicd...

¿Profetas en su propia tierra?

“Jesús les decía “Ningún profeta es tenido en poco, sino en su patria y entre sus parientes y en su familia.” Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de que a algunos enfermos les impuso las manos y los curó”. Esta imposibilidad de hacer milagros, no viene de que no tenga ya poder para ello… sino que se relaciona con la falta de Fe. El milagro supone la Fe, necesaria para comprenderlo, para recibirlo.