Cuando la existencia llega a un estatus determinado de perfecci贸n, el ser que somos, no tiene temor de mostrar lo que es; se ha vestido de cordura de saberse a s铆 mismo, tiene valores y principios inamovibles que ha aprendido siendo, existiendo, es decir, en su camino de perfecci贸n, en su vida. No teme la opini贸n de otros, se hace fuerte en su criterio, y sabe mostrarse tal cual es, valientemente, sin esconderse, jugando solo con una baraja, a cuerpo, sin m谩s armas que 茅l mismo, que su solo ser, que ya es m谩s que suficiente. Se desnuda de hipocres铆a, de vanidad, no necesita hacer teatros, para quedar bien, el SER se ha comprometido con su existencia, se ha comprometido consigo mismo, tanto, que no se permite negarse a s铆 mismo, que es lo que hace quien pretende “quedar bien”, -hipocres铆a-, a煤n a costa de negarse a s铆 mismo. El SER aprende a hacer uso de su ENERG脥A, es decir, de su esencia, y aprende a manejarla, de tal modo que tanto mayor es la energ铆a positiv